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miércoles, 26 de noviembre de 2014

"El club está abierto para todo aquel que quiera acercarse"

Heribert Bengoa nació el 11 de marzo de 1969 en Villa Haye, Paraguay, a 30 kilómetros de Asunción. Al año se fue a vivir a Uruguay, ya que su padre es de dicho país. Hasta los diez años permaneció ahí, y en el 79 volvió a mudarse, pero en este caso a 8 y 38, La Plata. Cinco años después se mudó a El Rincón, Villa Elisa. Estudió en la Escuela Técnica.

Tuvo dos acercamientos al Club Social y Deportivo Curuzú Cuatia, el primero a los 18 años, mediante su sobrino que practicaba fútbol en las divisiones infantiles de la institución. Empezó a colaborar en la Subcomisión de Fútbol Infantil. Al poco tiempo se alejó y en 2007 volvió al club, ya que su hijo, Quimey jugaba en las divisiones infantiles y comenzó a colaborar nuevamente con la institución. Al año siguiente, la comisión de fútbol mayor lo invitó a participar con el objetivo de unir las subcomisiones en una sola. A partir de ese momento empezó a ser parte de la Comisión Directiva de Curuzú Cuatia. En 2009 quedó como vicepresidente y en 2011 asumió como presidente.

- En cuanto al plano social, ¿qué significa para vos Curuzú Cuatia?

- Considero que los clubes, no solo Curuzú, sino todos, son la primera barrera de contención social hacia los infantes, porque el hecho de practicar deporte automáticamente los aleja de la calle. Entonces, en todas las instituciones te vas a encontrar con distintos estratos sociales dentro de un mismo campo. Te vas a encontrar con un nene con todas las necesidades y otro con absolutamente todo, con la misma camiseta y corriendo detrás de una misma pelota. Entonces sin querer, es una forma de inclusión. Y Curuzú apunta a eso, que los chicos estén en el club y no en la calle. Hay alrededor de 450 personas practicando distintas actividades dentro de la institución, no solo fútbol, sino también taekwondo y danzas árabes, por ejemplo.

- Me decís que hay casi 500 chicos en el club, ¿siempre hubo la misma cantidad?

- No, en absoluto. En 2009 no llegábamos a presentar más de tres categorías infantiles, como así tampoco juveniles, no completábamos. Sin contar con las otras actividades, ya que la sede social estaba derruida. Hoy debido a la cantidad de chicos que tenemos, estamos viendo la posibilidad de sumarlo a la Liga Argentina. Además, las Infantiles están jugando, paralelamente, el Torneo Juan Sebastián Verón, debido a la cantidad de jugadores.

- ¿Y hay algún proyecto o emprendimiento con, por ejemplo, algún chico que no tenga para comprarse un botín?

- Con respecto a eso, se da más en particular, porque ya desde el vamos la situación económica del club es crítica y es muy difícil solventar un gasto de ese tipo. Entonces lo que hacemos es becar al jugador, que no pague la matrícula, no paga la cuota, por lo tanto, quieras o no, es una ayuda. A veces son padres o entrenadores que voluntariamente han donado botines o ropa. Los miembros de la comisión generalmente son los que más colaboran. Ahora en infantiles hicimos un proyecto para que todos los chicos estén vestidos de la misma forma, para jugar los partidos. Para esto organizamos una gran rifa que solventa la gran parte del costo de una campera del club, un pantalón y una remera, cubriendo casi un 70 por ciento del total.

- Viendo a Gimnasia o a Estudiantes con escuelas propias, ¿Curuzú?

- Escuela no hay, lo que sí hacemos es brindarles apoyo escolar a los chicos. Hay un entrenador, Pablo, de la categoría 2003, que voluntaria y gratuitamente se ofreció a ayudar a los chicos que lo necesiten. Y ha ayudado a varios pero es difícil, muchas veces él tuvo que ir a la casa de los nenes. La idea era que ellos vengan pero es complicado. En las infantiles es muy difícil todo. Hay nenes, categoría 2006 por ejemplo, que no les conocemos los padres. Hasta hay juveniles que no les conocemos los padres y hace diez años que juegan en el club. Están ausentes los padres, son muy pocos los que acompañan al hijo a jugar a la pelota. En líneas generales, de los 70 u 80 chicos de infantiles que van a jugar los fines de semana, no hay más de 30 padres, por lo tanto, más difícil va a ser que ayuden al hijo en el plano escolar o que acepten un apoyo. La idea era recibir a los chicos en la sede social para el apoyo, pero no se pudo.

- ¿La sede social fue sede de colecta por la inundación de La Plata, no? ¿Cómo participó la gente en ese caso?

- La gente fue muy solidaria, no podíamos creer la cantidad de cosas que repartimos. Nos trajeron desde agua, ropa, hasta colchones. Llegó un momento que la Cruz Roja nos pidió que no le llevemos más donaciones porque no tenían lugar donde guardarla para luego repartirla. Entonces los jugadores por sus propios medios se metieron en los barrios más carenciados, donde no llegaba la gente de la Cruz Roja.

- Y a partir de esta colecta, ¿la sede sigue estando abierta para distintas causas?

- Ante todo, la institución se llama Club Social y Deportivo Curuzú Cuatia, la sede está abierta. Hoy a cualquier hora, siendo socio o no, podés ir a la sede a tomar un café, por ejemplo. Muchas veces los jugadores del plantel superior se juntan a comer algo y hablar distintas cuestiones, juegan al ping-pong, al metegol. Está abierta para el uso que se le quiera dar.

- Los miércoles se junta el foro de seguridad de Villa Elisa en la sede, ¿cómo comenzó?

- El foro de seguridad se dio cuando hubo unos hechos complicados en la zona, con secuestros, violaciones. Y se empezaron a juntar una vez cada quince días en la sede. Pero está mal llamado, no es el foro de seguridad, es una especie de “vecinos autoconvocados por la seguridad”. Se empezaron a contar lo que sucedía, vino gente de la Seguridad y la política, y se han hecho cosas. Hoy por hoy se consiguió que las entradas a Villa Elisa estén monitoreadas, al igual que la alarma vecinal que hay en barrio Las Retamas, surgió a partir de eso. Ojo, no es ONG, ni nada por el estilo, sino un grupo de vecinos que está cansado de los robos, entre otras cosas.

También en la sede se juntan “los vecinos autoconvocados por la autopista”. Se reunían con el propósito de “pelear” para que la autopista no pase por el Parque Pereyra Iraola. Que además, yo comparto ese pensamiento: que pasen 1000 camiones por día cambiaría la estructura de Villa Elisa, que mal o bien sigue siendo un pueblo. Es un pueblo grande.

Sin olvidarme del Colegio N°95, que no tiene predio para realizar Educación Física y hace sus actividades en la sede. Y cuando tienen un evento importante, generalmente, lo realizan ahí mismo. Además, cuando una institución hermana necesita el lugar, se lo presta cobrándole un mínimo para pagar gastos. Entonces se acomoda siempre para todo aquel que lo necesite. El club está abierto para todo aquel que quiera acercarse.

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